Hace diez años pasamos nuestras primeras vacaciones juntos en Ibiza y nos sentimos directamente conectados con el ambiente hippie y el espíritu bohemio de la isla. Disfrutamos las playas, la naturaleza virgen y el estilo de vida relajado. Volvímos un par de veces más y fue cuando empezamos a soñar con una casa propia. Durante los años siguientes estuvimos conociendo más detenidamente la isla, pues aunque parece pequeña tiene multitud de calas y camimos maravillosos. Cuando Sander llegó a la que hoy es nuestra finca, sintió la magia y la tranquilidad de este hermoso lugar, un paraíso en la tierra. Fue amor a primera vista, una finca con el ambiente ibicenco y la energía adecuada.
La finca pertenecía a una señora con la que conectamos de inmediato. Su amor y calidez por la finca era claramente tangible. No tuvimos que hacer muchos cambios para acomodarla a nuestro gusto.
El terreno que rodea la finca tiene hermosos muros de piedra, algunos de los cuales tienen miles de años. Tenemos árboles frutales que nos dan: pomelos, limónes, mandarinas, granadas, naranjas, nísperos, aguacates. También tenemos especias.
Hemos decorado la finca a nuestro gusto y estilo con colores y materiales claros y naturales.
La finca es un proyecto en curso que evolucionará a lo largo de los años. Queremos construir una plataforma de yoga, una yurta y/o carpas tipi; éstos son solo algunos de nuestros planes futuros. Nuestro objetivo es que independientemente de donde te encuentres en la finca, te sientas como en tu casa y completamente relajado.
Realmente nos sentimos privilegiados y hemos tenido mucha suerte por haber encontrado este paraíso. Es un sueño y amamos la libertad que sentímos aquí. Poder coger tus propias naranjas y tomarte el café cada mañana escuchando los pájaros es un sueño para nosotros.